"Su nombre es Sasha..."

viernes, 15 de mayo de 2009

Pensándolo seriamente...creo que hoy fue un día genial.
¿Y saben por qué?


"Porque lo vi"



...





¡Cuan cerda puedo llegar a ser, yo y mis amistades!


Sé de sobra que vendería a mi madre por una hamburguesa de pollo, con su lechuguita fresquita y el refresco de cola sin hielo. ¡Coca cola de la buena, buena!
(soy anti-Light)

Estábamos entretenidas riendo, discutiendo.
Hablando de la vida y del amor, de lo difícil y divertido que resulta.
De lo interesante del sexo y del cuerpo de los hombres (y también de las mujeres), y al fin y al cabo, de lo incapaces que somos de vivir sin ellos...y de cuanto los adoramos y adoraremos.

Me percaté de que mi estomago se veía lleno, en esa fase que tanto me gusta; justo cuando mi barriguita está tan desmesuradamente hinchada que pasaría por la de una embarazada de dos meses.
Notaba mi piel tirante, irritada. Y veía cómo el arete del mi ombligo se disparaba. Aún no logro entender porqué, pero esa sensación me reconforta.
Al igual que cuando nuestro corazón está lleno de amor y sentimos dicha, mi tripa estaba invadida, y sentía paz, satisfacción y alegría. “¡Ya estoy lista!” pensé

Subí a duras penas la cremallera de aquella chaqueta tan bonita y confortable, heredada de mi prima junto con mi pelo de niño emo como digo yo, y un poco de lápiz de ojos. Mis gafas, como siempre, capturaban por mí todo aquello que yo no sería capaz de ver por mi cuenta.Y a la salida del centro comercial...justo a la salida, en la puerta corredera...







...Creo que se me había olvidado lo rubio que era.



¡Aquellos cabellos dorados, bañados en champú de miel!
¡Lo loca que me tornaban, mi excitación!
Su cuerpo blanco e impoluto...su acento extraño, desconocido...


Ya no me acordaba de su voz, ni de sus palabras.
No me quedan recuerdos de cómo se veían sus ojos, ni de cómo yo los miraba hechizada.



Sólo sabía que era él, que era esa persona del pasado que creí jamás volver a ver en este mundo...o al menos en esta vida.
¡Pero ahí estaba! Radiante como siempre, listo para corretear tras de un niño que supongo, era su primo.
Pasé a unos cinco metros, y fui tan sumamente abducida por su grandiosidad, o simplemente por aquel recuerdo que emanaba de su figura, que intenté volverme invisible en un arranque de desesperación.

¡No pude enfrentarme a su recuerdo, ni a sus olores!
El sabor de su esencia me perturbó de nuevo, como ya lo hizo años atrás. Cómo lo hacía...




Sólo pude decir.............................nada
Y ya que nada podía hacer, me escondí tras mi prima y atravesé las puertas al fin.
Mucho antes de poner un pie en la calle, ellas habían percibido mi violenta reacción, interrogándome con palabras y miradas. Sus cerebros se pusieron en funcionamiento, percibiendo mis torpes movimientos de ñoña total, y sabían que algo estaba sucediendo. Y en menos de dos segundos, desembuche por esa boquita.

Lo cierto es que al principio me sentí estúpida...y algo ridícula también.
Pero cuando me animaron a saludarlo...ahí sí me sentí imbécil.

¡Hacía tanto tiempo que no lo veía...¡figúrense, años!
¡Seguramente el ni siquiera me recordaría!
En aquel entonces, sólo era una niña púber (aún lo soy) que se moría por su carita esculpida en mármol suave y calentito. Su aparato de dientes asomaba cada vez que decía algo...y todo ese revoltijo de imágenes se me venía a la mente con cariño y gran añoranza, pero... ¿Qué podía él recordar de mí?...digo... ¿me recordaría siquiera si me le encaraba?

Pues me autoconvencí de que no.

O de que si me recordaba, sacaría de su baúl uno de los recuerdos más estúpidos, con la niña mas feilla y pesada que jamás pudo llegar a conocer.



Luego pensé que sería mejor que me hubiera visto con zapatos, o maquilladita...con el pelo más largo, con la cara más linda...con los dientes parejos...

...Por lo que decidí largarme.





Unas cinco o seis horas habrán pasado desde entonces y...Dios mío, ¡Bien consciente soy de lo mucho que me arrepiento!
¡De no haberlo saludado, o pedido su teléfono!
No tengo cómo encontrarlo, o volver a verlo...pero me sentí literalmente succionada por su persona durante cinco segundos, y sinceramente...¡mereció la pena!



...¡Creo sinceramente que era eso lo que faltaba en mi vida! ¡SENTIRME AMEDRENTADA POR LA INEXPLICABLE MONSTRUOSIDAD DE UN HOMBRE!


Suena infantil e inmaduro, pero esa descarga de sensaciones me ha desbordado por completo, y me ha convertido en un bufón simplón y payasito que ha logrado avergonzar, entretener y divertir a sus amigas por un número ilimitado de horas hasta rayar el límite de la obscenidad.
¡Y eso fue genial!...¡Qué digo, "FAMBULOSO"!



Tras perderlo de vista, nada más entrar al coche, la nena ruda sugería lo atractivo de su aspecto con palabras corrientonas y vulgares (todas lo hacemos últimamente, por cierto), y mientras nita la rogaba que hiciera el favor de ponerse el cinturón, continuó:

-Y...¿cómo dices que se llamaba, albucha?


Contesté…no sin antes hacer una pausa:

-...Sasha…Su nombre es Sasha...

1 comentarios:

manteka dijo...

cobarde!

debiste ir, solo asi se exorcizan los demonios