"Espérame...que casi llego"

sábado, 18 de abril de 2009

Recientemente abandoné mi cuerpo en aquel colchón que guardaba a los que una vez me crearon...

...Que "guardaba", dije.

No desee pijama, ni los brazos de mi madre.
Dormí desnuda, a salvo bajo las mantas. Y paulatinamente, la palabra "Off" se filtró en mi cerebro desactivando todos mis sentidos.
Cerré los ojos y desconecté los oídos.


"I´m out"





Despacio, muy muy despacio...me deslizo cuesta abajo por el muro de los sueños, con los brazos alzados. Me axfisio en cada aliento.

Con un gracil salto, aterrizo en la llanura de mi subconsciente, y contemplo en silencio todos los recuerdos y secretos que escondí durante años.
Allí se apilan en montañas los fotogramas de visiones capturadas, sensaciones rebajadas de precio, sentimientos de bolsillo...caricias portátiles y mis besos, todos fuera de cobertura.
De vez en cuando me miran recelosamente, chismeando con indiscreción sobre mis oportunas ocurrencias. Llevándose las manos a la cabeza por mis erroneas decisiones. Por esos desaciertos ya tan habituales en mis elecciones.

Pero anoche no dijeron ni pio.
Escucharon en silencio el crujir de la hierba seca bajo mis pies esperando descubrir cual sería la razón por la que me encontraba allí esa noche; el problema que a todos nos afectaba, tanto a mi cuerpo como a los suplementos psicológicos que iban incluidos en el pack de mi vida.

Me quedé inmobil, en medio de la extensa llanura. Y esperamos a que nuestro pequeño conflicto surgiera de la nada.

Y Así fue como lo hizo.

Frente a mí, se hallaban dos caminos. Dos bifurcaciones completamente distintas.
La derecha, (por la que yo sin duda, me hubiese decantado) mostraba un sendero atabiado de flores frescas y rico olor. Parecía que el cielo se volvía más azul a lo largo de su recorrido, y los pajaros, del color de los jazmines blancos, revoloteaban a su paso. Cantando melodías prohibidas, nunca antes escuchadas.
Parecía la opción más agradable, sin duda. Al menos a primera vista. Y mis pies empezaron a picotear sobre el pasto borrachos de excitación. Mas mi paciencia, que se sentaba junto a las sensaciones rebajadas, objetó:

-"Antes de mover esos pies tuyos, deberías mirar la otra cara del camino, ¿No te parece?"-




".................Está bien, supongo que sería lo más acertado"
, pensé.

Desvié la mirada a la otra bifurcación del camino, y la examiné durante una simple centésima de segundo.
Automáticamente, mis cuerdas vocales escupieron un NO definitivo; era oscuro, frío, y sin vida. Había un...hedor a soledad y...esa tierra muerta que parecía bañada en ponzoña. No había pájaros o flores. Estaba completamente vacío.

Me giré tremendamente ofuscada, con palabras malsonantes. Y le espeté a mi paciencía lo innecesaria e inutil que me resultaba.
Pero el sentido común, saltó por los aires y me pellizcó la nariz.

-"¡Insolente!"
-bramó- "Da gracias a Dios que estamos aquí."

Tiró de mi brazo hasta alcanzar el borde de nuestro acertijo y ahí se plantó.
Después, levantó la vista hacía arriba con el fin de que lo imitara, y así lo hice.

Había unos carteles indicativos, uno hacia la izquierda y otro hacia la derecha. Ni siquiera me había percatado de que existían, y avergonzada, los leí.

-"Falsa alegría, ilusionamiento, comodidad, confortabilidad, amor ciego y esperanzas inciertas a la derecha" -
hice una pausa- "Dura realidad, soledad, angustia, pensamientos lógicos y capacidad decisiva a la izquierda"

Me volví a mi sentido común, que me miraba con decisión y dureza. Y le dije que no entendía la peligrosa diferencía que suponían ambos caminos ni antes ni después de leer los letreros.
Esta vez me arreó un golpe en la cabeza.

-"Inutil dices...¡Inutil eres tú!"
-sentenció- "¿Acaso no tienes ojos? ¿Has reparado en lo que te espera al final de cada bifurcación?"

Una vez más, me sentí estúpida e irremediablemente impulsiva. Y aceptando mi derrota, me volví siete pasos hacia atrás, para obtener una visión mejor de lo que se extendía ante mí.
Y ciertamente, en el camino de la izquierda, aquel que parecía el interludio hacia el infierno, conducía a una luz, al encuentro de mi misma y de los mios. A la sabiduría a base de ineptitud, a encontrar la felicidad a cambio de dolor. A la ética y a lo adecuado. A la meta que todos los humanos soñamos con alcanzar.

Y, en cambio a la derecha, aquel que aparentemente fuera para mí el adecuado terminaba en una espiral. Un agujero negro en el que se descubrían los falsos sentimientos, la esperanza que no era más que vagas ilusiones, el colapso, la difamación, el desengaño. La oscuridad del corazón.

Comencé a reflexionar por primera vez en todo el tiempo que llevaba durmiendo y no lograba conectar los versos que identificaban a las dos partes con los propios senderos descritos. Por lo que esta vez, yo misma arrastré a mi sentido común, por voluntad propia, y releí los carteles.
Aún así, seguía sin encontrar la relación que los unía o separaba. Así que, para un mejor razonamiento, llamé a voces mi paciencia. Ésta, me invitó a estudiar de nuevo los letreros, que así rezaban:

-"Falsa alegría, ilusionamiento, comodidad, confortabilidad, amor ciego y esperanzas inciertas a la derecha"...y en letra pequeña..."sendero directo a la perdición"...-

-..."Dura realidad, soledad, angustia, pensamientos lógicos y capacidad decisiva a la izquierda"...a continuación..."camino al paraiso"

Todos los allí presentes, aplaudieron y bitorearon entre ruidos de tambores, trompetas y flautas agudísimas. Y en la felicidad del subconsciente, yo misma me unía a la fiesta, bailando sobre mis patitas y gorgeando ruidos sin sentido.

-"Me voy por la izquierda"
-les grité- "¡Nos vemos en el paraiso!"

De nuevo se oyó el eco de los aplausos a mi espalda, y con decisión, posé un pie sobre la tierra putrefacta.
En efecto era tan fría y siniestra como la imaginé, pero no dije nada. A vista de mis sentimientos, de mi alma, mis recuerdos y mi corazón, pinté una sonrisa en la cara y seguí clavándome cristales en los pies.
Porque ya comprendía que él, aquel que me hace vibrar con su silencio, que me descuartiza con su indiferencia. Que me lanza frases envenenadas, que me envuelve de lujuria, de deseos, de pecados, de malas constumbres, de un amor hiriente. Aquel por el que realmente lloro y sufro, ese...al que amo, me acompañará al principio del camino.
Ese que conduce a la derecha.
Cuando el cielo sea azul, cuando los pajaros canten, cuando las flores huelan a deseo. Mientras sea joven e inocente. Siempre y cuando me conserve dulce, en reseva. Cuando aún sea hermosa, cuando siga impenetrable, virgen, sin ofrecerme a él ni a nadie. Esperando el momento adecuado.

Pero...

...Cuando mi flor se marchite, cuando el cielo sea gris. Cuando mueran las aves y las flores. Cuando se apage mi voz. Cuando ya no sea dulce o inocente...cuando esté usada y completamente explorada o conocida...cuado ya no sea necesaria, él seguirá su propio camino, y entonces...como siempre hube previsto, o imaginado se soltará de mi mano.

Mas todo lo que él significa ya no importa.


Ahora tienes que esperarme tú...









...que yo, ya casi veo tu rostro aún desconocido para mí allá a lo lejos...en el paraiso.


Camino a la izquierda.




1 comentarios:

albukis dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.